Resulta
útil conocer, al menos a grandes rasgos, cuál ha de ser la
apariencia
normal
de nuestro compi peludo, para confirmar que todo va
bien o, en caso contrario, detectar a tiempo potenciales enfermedades
que podrían agravarse de ser ignoradas.
Siempre hemos de entender que cada individuo es único.
(Por ejemplo, igual que en los humanos, lo que para una persona puede
ser tener la tensión baja, para otra puede estar dentro de sus
parámetros normales).
En
una exploración rápida y observando fácilmente varios puntos
generales puedes valorar el estado de salud de tu peque de forma rutinaria y actuar en consecuencia.
Guía
básica práctica:
Tu
mejor amig@ debe tener unos reflejos rápidos con respuestas claras a los
estímulos.
La
falta de equilibrio, de coordinación motora y la desorientación
puede suponer la presencia de alteraciones neurológicas.
Además, ha de tener un movimiento libre de las extremidades, sin dolor en las
articulaciones, descartando así posibles lesiones, esguinces o fracturas.
Sus mucosas han de ser de color rosado.
Un pequeño truco de chequeo rápido es realizar una pequeña presión con el dedo sobre la encía y medir el tiempo que tarda en recuperar el color, el relleno no ha de sobrepasar los dos segundos.
Si las mucosas tienen un color amarillento, puede ser indicativo de problemas hepáticos; si poseen un tono azulado, fallo respiratorio; y si están pálidas, señal de anemia o de fallo circulatorio.
Siente su pelo brillante y fuerte al tacto, observa que no presente heridas o bultos en la piel.
Nota que sus ojos lucen limpios y brillantes.
Si
se los intenta rascar constantemente o frota la cabeza contra el
suelo, quizás intente decirte que se le ha metido un cuerpo extraño.
Sus
orificios nasales están limpios.
La
descarga de sangre, pus o estornudos excesivos pueden ser indicio de
infección o de la presencia de un objeto no deseado en la cavidad
nasal.
Su oído externo está limpio y sin olor.
Si observas que ladea la cabeza y/o da fuertes sacudidas, puede estar
quejándose de dolor, quizás se le haya metido algo (ej. espiga), o
tenga algún tipo de inflamación en el oído interno.
La orina es clara, limpia y amarilla. Sus heces son marrones y
compactas. Orina y defeca sin dolor o dificultad.
Temperatura, frecuencia cardíaca y respiratoria dentro de los parámetros normales.
Presenta interés por la comida, sin dificultad para ingerir tanto
líquido como sólido.
Si tu perr@ pierde el apetito, bebe en exceso y se encuentra abatid@, seguramente te está diciendo que algo
falla.
¿Cuáles
son y cómo medir las
constantes
vitales normales
de
nuestr@ perr@?
La
temperatura normal
de un perr@ es un poco más alta que la nuestra ,
ésto es, oscila entre 38.5 – 39ºC , por encima de 39.5ºC es un
indicador de fiebre.
Al medirla, hemos de tener en cuenta si el
animal está nervioso, ha estado jugando o acaba de comer, en cuyo
caso, ésta será ligeramente más elevada. Otro factor relevante es la edad, por ejemplo, los recién nacidos tienen una temperatura de
34.4ºC a 36.1ºC. Cuando cumplen un mes subirá a 37.7ºC, y así
seguirá subiendo hasta alcanzar la temperatura habitual de un joven
adulto. También las perras antes de dar a luz son una excepción, su
temperatura puede bajar a los 37ºC, entre 12 y 18 horas antes del
alumbramiento.
¿
Cómo tomar la temperatura ?
Normalmente se toma la temperatura rectal. Para
ello usa un termómetro irrompible, digital y de lectura rápida, que encontrarás en cualquier farmacia de hoy en día. Lo dejarás de uso exclusivo para tu mejor amig@. Puedes
untarlo con un poco de vaselina para facilitar la acción.
Mantén
a tu perr@ de pie, es la
postura más cómoda, e
introduce
el termómetro por su
orificio anal unos 2 cm, de
forma suave y un poco
inclinada
para no hacerle daño,
durante
unos 30 segundos, o
hasta que suene
la señal acústica. Después, anota
el resultado y desinfecta
el termómetro
con algodón empapado en alcohol.
Nunca toques la punta del
termómetro con los dedos, perdería validez.
Síntomas
de un perr@ con fiebre:
letargo, temblores, pérdida de apetito, vómitos, secreción
nasal...
Frecuencia
cardíaca o pulso: Dependiendo de la edad y del
tamaño, el pulso de tu perro debería estar dentro de los
80-140 latidos por minuto. Los perr@s de razas grandes, así como los
de mayor edad, tienden a poseer frecuencias más lentas que los
cachorros y perr@s de razas pequeñas. No olvides considerar nuevamente factores externos, por ejemplo, si tu mejor amig@ acaba de hacer ejercicio, o está nervioso, es normal que sus p.p.m (pulsaciones por minuto) sean ligeramente más elevadas.
¿Cómo
tomar la frecuencia cardíaca?
Tumba a tu mejor amig@ de lado, sin forzarle, de forma que se sienta
relajado, pero no se la
tomes cuando esté dormido, no sería válido.
Coloca los dedos (excepto el pulgar) a la mitad del muslo, esta zona
es la más
fácil para percibir
el pulso. Contabiliza el número de latidos durante 15
segundos y multiplicar la cantidad de pulsaciones percibidas por
cuatro, para obtener el número de latidos del perro por minuto.
Síntomas
de alteraciones cardíacas: desmayo, fatiga excesiva durante el
juego y/o paseo, palidez de las encías...
Frecuencia
respiratoria:
Puedes contar el número de
respiraciones con sólo mirar los movimientos del pecho. Cuenta la
cantidad de movimientos por minuto. Lo normal para tu perro es tener
de 10
a 30 r.p.m. (respiraciones por minuto) No obstante, vuelven a afectar variables como la edad o el clima que tendrás que considerar. Así los cachorros
tienen una mayor frecuencia respiratoria que los perr@s
ancianos y el calor o la humedad excesiva puede
provocar un aumento de la frecuencia respiratoria.
Síntomas
de anomalías respiratorias: dificultad al espirar y/o inspirar,
jadeo excesivo, tos, secreción nasal, estornudos, encías azuladas
por falta de riego de O2...
Espero haber servido de ayuda tanto tí como a tu leal amig@ con estas nociones básicas sobre su salud.
Gracias por estar ahí.
RECUERDA:
ANTE
LA MENOR DUDA, SIEMPRE DEBES ACUDIR A TU VETERINARIO DE CONFIANZA. LA
SALUD NO ES UN JUEGO.
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